martes, 29 de mayo de 2007

Cuando nos enteramos que nuestro hijo tiene una discapacidad

Este texto que voy a escribir lo ví en una revista y lo voy a poner casi íntegro, no tengo nada más que agregar...



La desilusión de tener un hijo que no es perfecto presenta un reto al orgullo personal de muchos padres y un desafío a su sistema de valores. Esta sacudida a sus expectativas previas puede crear una dificultad para aceptar al niño como una persona de valor en desarrollo.


Tips para superar la crisis



  • Busca el apoyo de otro padre: nadie puede aportar más a tu experiencia y ser mejor apoyo que otro padre que ha vivido lo mismo. No tengas miedo de pedir esa ayuda, puede hacer la diferencia en tu calidad de vida durante los primeros meses, mientras tu bebé y tú se adaptan.

  • Habla con tu pareja y familiares: muchos padres no comunican sus sentimientos relacionados a los problemas que tienen sus hijos y están olvidando que cuanto más comunicación puedan tener en momentos difíciles como estos, mayor será su fuerza colectiva. Si tienes otros hijos y en algún momento descubres que no tienes fuerzas para cuidar sus necesidades emocionales, busca una persona de tu familia con quien puedan establecer un vínculo comunicativo especial.

  • Busca apoyo externo para darte fuerzas y poder confiar en la vida: una fuente positiva puede ser un cura, la religión, un grupo de autoayuda, etc. Un consejo que una vez dio un sacerdote a un papá desesperado decía que "cada mañana, cuando te levantes, reconozcas tu falta de poder para controlar la situación que tienes entre manos, entregues este problema a Dios, tal como tú entiendes a Dios y comienza tu día". Esto te quitará frustración y enojo y te dejará el sentimiento de amor que enfocarás a tu hijo. Si en tu caso, las creencias no son suficientes, entonces no dudes en buscar ayuda profesional, no tiene nada de malo procurar estar bien.

  • Vive un día a la vez: el miedo al futuro puede inmovilizarte. El vivir con la realidad del dia presente se hace mas manejable si disipamos las preguntas de " ¿Qué pasará si…?", " ¿Y si…?" y " ¿Entonces, qué…?". Aunque no lo creas, las cosas buenas continuarán sucediendo cada día. Inquietarse acerca del futuro solamente agotará tus energías.

  • Aprende a manejar tus sentimientos de enojo y frustración: estas emociones son inevitables cuando te das cuenta de que deberás revisar y modificar los sueños y esperanzas que tenías para tu hijo. Es muy valioso reconocer ese enojo y aprender a alejarse de él.

  • Mantente en contacto con la realidad: esto significa aceptar la vida en la forma que es. También es reconocer tus limitaciones. Haz una lista de todo lo que sí puedes cambiar (por ejemplo, la actitud ante la vida) y empieza a dedicarte a lograrlo.

  • Cuídate mucho: descansa lo suficiente; come lo mejor que puedas; reserva un tiempo para ti mismo; busca el apoyo emocional de otros.

  • Evita la autocompasión: Tenerte lástima o sentirla por tu hijo son actos que incapacitan. Simpatía, es decir la habilidad de sentir afecto por otra persona, es la actitud que debe ser alentada.

  • Recuerde que este es Tu hijo: el hecho de que sea diferente a otros niños, no lo hace menos valioso, menos humano, menos importante, o en menor necesidad de tu amor y respeto. Ámalo y hazle sentir ese amor. El niño viene en primer lugar, la discapacidad en segundo, no te confundas.

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